La comunidad de inteligencia de EEUU dijo que no tiene ninguna prueba de que el coronavirus fue creado en un laboratorio. Horas después, Trump dijo en directa contradicción con sus propios espías que él sí vio evidencias de eso. La larga historia de Trump desdeñando a las agencias de inteligencia de su país.
El presidente Donald Trump aseguró en conferencia de prensa que él vio evidencias de que el coronavirus salió de un laboratorio en China, yendo en contradicción otra vez de lo que afirma la inteligencia de Estados Unidos.
A la pregunta de un periodista «¿ha visto usted algo en este momento que le de un alto grado de confianza en que el Instituto de Virología de Wuhan fue el origen de este virus?» en la Casa Blanca este jueves, Trump respondió: «Sí, he visto. Sí, he visto».
Cuando el periodista le pidió que ampliara sobre esas supuestas ‘evidencias’, Trump dijo: «No puedo decirte eso. No tengo permitido decírtelo».
Justamente ese mismo jueves, horas antes de la afirmación de Trump, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional había emitido una inusual declaración aclarando que no consideraban que el virus hubiera sido creado «por el hombre».
Y continúa diciendo que «como en todas las crisis, los expertos de la Comunidad responden aumentando los recursos y produciendo inteligencia crítica sobre temas vitales para la seguridad nacional de los Estados Unidos» y que «continuarán» investigando para determinar si el brote comenzó a través del contacto con animales o si fue un «accidente en un laboratorio».
Trump ha escalado su retórica contra China en las últimas semanas y ha intensificado su campaña pública para culpar a ese país por la pandemia. Días atrás, aseguró en una entrevista con la agencia Reuters -también sin ofrecer pruebas- que el país asiático no quiere que él sea reelecto en noviembre y que hará «hará todo lo posible para que pierda esta carrera». Además culpó a Pekín por la pandemia aunque al inicio de la crisis del covid-19 Trump había felicidato varias veces al presidente Xi Jinping por la «transparencia» y por el liderazgo en la gestión del brote.
China, por su parte, rechazó la teoría del laboratorio y criticó la respuesta de Estados Unidos a la pandemia covid-19. Citado por la cadena británica BBC, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, dijo esta semana que esperaba que los políticos estadounidenses dejaran de usar a China en sus políticas internas.
Lo cierto es que hasta ahora, las agencias estadounidenses no han hallado nada que acredite esa teorías de la conspiración.
Un reporte de The New York Times señaló esta semana que altos funcionarios de la administración Trump han presionado a las agencias de espionaje estadounidenses para que busquen evidencia que respalde la teoría hasta ahora sin fundamentos de que el origen del coronavirus fue en un laboratorio.
En todo caso lo único cierto es que el laboratorio en Wuhan sí ha estado trabajando con coronavirus en murciélagos por mucho tiempo, pero de allí a que hayan creado el virus como un arma biológica hay mucha diferencia. Lo que un cable diplomático estadounidense reveló es que las medidas de seguridad en un laboratorio no eran lo suficientemente fuertes y que un trabajador dentro de ella pudo haberse contagiado y luego convertirse en el ‘paciente cero’. Pero incluso esa teoría no ha sido demostrada.
Trump vs. la inteligencia estadounidense
Trump tiene un largo historial de contradicciones con la inteligencia de su propio gobierno, algo casi inédito en los gobiernos estadounidenses que históricamente no han cuestionado públicamente los hallazgos de sus investigadores. Muchísimo menos en un escenario internacional.
El presidente ha ido desde tildar de «ingenuas» a las agencias hasta cuestionar las investigaciones sobre la intervención en las elecciones de EEUU en 2016. Las pesquisas estadounidenses concluyeron que Rusia estuvo detrás y que buscaban favorecerlo a él por sobre su rival Hillary Clinton, pero Trump ha llegado a darle crédito al presidente ruso Vladimir Putin, cuando le dijo que él no fue.